miércoles, noviembre 21, 2012

El rascacielos latino, Dante y las puertas del infierno


No recuerdo cual festival era bien, solo sé que corrimos y nos dejaron ingresar por gracia del acomodador, la sala, estaba llena. Lo que si recuerdo fue que nos encontramos frente a una película documental contada en primera persona, medio en clave policial, oscura, atractiva, intrigante, que nos dejó con ganas de más. De conocer más, de recorrer más, de una segunda parte, más queríamos y por suerte lo encontramos.

Antes de seguir debo aclarar que siempre me mantengo en sala mientras todos se van levantando. Me quedo viendo los créditos, escuchando la música incidental, como no queriéndome ir. Leo todo, los actores de reparto, el maquillaje, los que trabajaron en efectos, en la música, todo. No cedo en esto, no me muevo.

Y todo esta pequeña disgregación viene a cuento porque hice lo mismo cuando en el cine Gaumont vimos "El rascacielos latino" de Sebastián Schindel. Por quedarme, por quedarnos algunos locos sueltos comos yo, nos invitaron a la plaza que está frente al Congreso de la Nación, frente al mismo cine, a experimentar algo que narra la película. Meternos en la pantalla grande digamos. Y eso hicimos, nos habíamos quedado con ganas de más.

Salimos presurosos, nos encontraríamos frente al Pensador de Rodin - una de las fundiciones originales realzadas por el escultor - y no sabíamos mucho más. Y allí, frente a la indiferencia de todos los que a esa hora de la noche profunda andaban por el lugar, el reflector del Palacio Barolo nos iluminó, dejándonos perplejos, atónitos. Una luz brillante y potente nos alumbraba solo a nosotros. No había nadie más y eso nos impactó. Saber todo lo que sabíamos porque minutos antes habíamos terminado de ver la película y vivir un pedacito de la historia.

Todo se mezcló, Dante, la lectura de la Divina Comedia en el secundario, mi mirada sobre la ciudad, el Palacio Salvo, los cuentos de la abuela sobre los habitantes de su cúpula, los masones y todas las "cosas" que me regala el cine. Todo eso me pasó, nos pasó. Mientras, giraba el faro del Barolo para nosotros, nos iluminaba y sin querer pero queriendo, mirábamos de reojo las puertas del infierno junto al Pensador.

Ojalá algún día vuelva a vivir experiencia similar luego del cine. Ojalá. Que así sea.

(Video de la película)

Importante: podrá verse a partir del miércoles 21 de noviembre en el Centro Cultural San Martín en la Ciudad de Buenos Aires.

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