
Desde la tapa nos muestran quiénes son. Únicos. Con pelos y señas que solo son de ellos. Una gran huella dactilar. Indisimulable. Impresa en negro con fondo rojo. Un escueto, claro y consiso "Laberinto" en blanco. Sexto disco de la banda uruguaya La Trampa.
Este disco exuda poesía. Métaforas, viajes, amor, dolor, pasión. Tantas cosas. Mezcla de rock y folcklore. La madurez de estos tipos suena en coro mágicamente. Perfctamente armónico, hermosamente melódico. Del rock en español, algo de lo mejor que he escuchado.
Todas las letras corresponden a Garo Arakelian, excepto "El poeta dice la verdad". Texto de un tal Federico García Lorca. Arakelian es el alma mater. No sé, eso pienso yo desde afuera. Muy afuera. Aunque me animo a decir que cada cual sabe acupar su lugar y por eso la cosa marcha. Arakelian es el único miembro fundador de la banda hoy tocando. Arakelian hace vibrar la guitarra en este disco y en los otros, y además tira unos coritos. Arakelian es un cra´. No sé, eso pienso yo escuchando el disco desde adentro. Muy adentro.
Este discazo es del 2005. Tiene un sonido que arranca con "Puente de estrellas" a demoler hoteles, albergues transitorios, carpas, todo lo que se tope con él. ¿Quién será esa chica objeto de tanto deseo? Luego se despachan con una declaración de principios. "Las Décimas". Fusión en verso. Poética rockera, lunfardo de tierra adentro. Luego llega el tema outsider mencionado antes. La versión de García Lorca. Y así otros tantos seductores temas hasta completar los doce del disco. Retengo estos versos de “Sin Piel”,
Si es invierno y sientes
el perfume del jazmín
es que estoy ahí que lo traigo para ti
Hay un algo enigmático de un más allá que me atrae poderosamente. En mi cabeza se compone la imagen de mi antigua casa, distante, hermosa. Allí en un jardín abierto a la calle, la planta de jazmín más grande y florecida que alguna vez he visto. Todavía esta. Cada verano los ladrones de estación, añorando ese perfume, arrancaban las blancas flores. Los pimpollos vigorosos no dejaban de aparecer. Amaba esa planta. Y quizás tan solo quizás, será que llega el invierno y siento ese perfume fuera de estación y a mi corazón se le dibuja una sonrisa y en mi cabeza, cataratas de hermosos recuerdos florecen.
Alejandro Spuntone en la voz. Un Vedder del tercer mundo. Auténtico, humano, voz clara y profunda que le dan sentimiento y potencia a lo que canta. En este disco acompañan Álvaro Pintos en batería y Carlos Ráfols en bajo. Dos básicos que se hacen sentir en este disco grabado en Canelones, Uruguay a mediados del 2005.
Alguien dijo por ahí que ellos eran la banda sonora de su juventud. Es cierto, en parte. Este disco ya hace un tiempo que me acompaña. Aparece en algún invierno pensativo o en un verano pleno. Y creo que serán banda sonora de mi vida y la de otros por mucho tiempo.
Dale acá y cae en La Trampa
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