sábado, marzo 31, 2012

Fragmentos. Literatura frente a Facebook


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Encontré este texto buceando la red de redes sociales. Husmeando sin culpa.
Entre todas las cosas que uno se puede encontrar allí, una frase atinada, un video necesario, una necesidad explícita, o alguna otra tontería de entre casa, encontré una nueva forma de literatura. O no sé, me pareció. O no sé, quiero creer. Es efímero. Lo ves o no. Lo encontrás. Te encuentra.
No es una frase de 140 caracteres, ni en enlace para una novela. Es un cuento corto.
Fragmentado, recortado por las carencias y ventajas de CaraLibro.
Me gusta.

Sin título, sin anestesia, ahí va. Vendrán otros.

*
El aire circula, como si hubiese sido usado por muchos y expulsado una y otra vez por ellos y sus ancestros, intento meterlo en mis fosas nasales, caliente entra pero pareciera no entrar o más bien pareciera entrar con la intensión de envenenarme, poco a poco, en cada bocanada.
Llueven gotas de aires acondicionados que no alcanzan para refrescar ningún cuerpo ni para regar una planta ni para ahogar una hormiga. No es lluvia o es una lluvia de una ciudad que muere de frío dentro de sus oficinas.
La ventanilla del colectivo ya no alcanza, la brisa que se cuela recuerda al aliento de mi perro después de cada corrida de pelota o a un bostezo maleducado de un vecino en el trasporte público.
No es que desconozca la estación en la que estamos, ni que crea en el fin del mundo este diciembre próximo; lo que digo es que en estos tiempos que corren no me queda más que charlar sobre las ocurrencias climáticas, la angustia de las vacas, la alegría de la hormiga, la pelota de mi perro, el recuerdo de tantos antepasados.
En fin. Impresiones que a una le vienen cuando pisa la vereda.


Una captura en su espacio original



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