Nosotros eramos cuatro almas que salimos desde Retiro rumbo a La Plata medios jugados de tiempo. Tres la habíamos visto a la banda en vivo, unos en Uruguay, otros en el Luna, y un único ser no los había visto nunca y tenía unas ganas impresionante de estar ao vivo. Mientras aguantabamos la ansiedad, los mosquitos nos morfaron en la plaza frente a Retiro desde donde salían los micros. Llegamos a la rotonda de La Plata y teníamos unas 40 cuadras por caminar y ya era la hora de comienzo del toque que figuraba en la entrada. Ahí, en la parada solitaria frente a la estación de servicios, algunas remeras de NTVG, nos hacían a todos compinches de la espera. En unos minutos eramos como treinta aguantando y como sin querer salieron los primeros coros de algunas canciones, ojo que ahí viene el colectivo que nos deja cerca, largamos.
Y llegamos con la marea, eramos muchos, calculamos unos diez mil (no sé de dónde sacamos esos números) pero desde arriba cantaron que eramos el doble. Qué estacionamiento grande señores! Nos quedamos a mitad de camino, ni adelante con los saltadores, ni atrás con los más viejos - quizás ahí me tendría que haber quedado -. Salen apuestas, ¿con qué arrancan? Se apagan las luces, comienza una breve intro instrumental, los gritos de los que están bien adelante nos avisa que la banda está sobre el escenario. Y arranca un "Todos nos vemos, buscando bien o mal, una salida en el cielo. Adentro llueve y parece que nunca va a parar, y vaaaaa a parar"... y saltamos con "Tan lejos" del disco "El camino más largo" y en continuado, sin esperar un segundo, "Cero a la izquierda" del último disco "Por lo menos hoy". Gran arranque, y ahí me hacen notar que perdí la apuesta.
Vamos con cinco momentos claves. Uno, el arranque demoledor que dijimos. Compartido por todos, una masa sin dramas, con camisetas de Nacional, del eterno rival y de la selección de Uruguay. Banderas y globos de algunos que se coparon y hace que todo sea una fiesta. Dos, se prenden las luces y todo se detiene por un momento. Hay estreno de un tema - "Sin pena ni gloria" - que va a venir en el próximo disco que sale a mediados de octubre llamado "El calor del pleno invierno". Nos peinamos porque van a grabar imágenes para el video. Ahí vamos. A los pocos días salió otro video, "A las nueve" con algo del toque. Vale igual.
Tres, en "Te voy a llevar" - con una intro ma-ra-vi-llo-sa, bolichera, se fuciona a mitad de camino una partecita de "Todo un palo" de los Redondos. Todo estalló. Zarpado. Salado. Nadie quedó paradito, todos bailoteamos y saltamos y a viva voz gritamos "Cómo no sentirme así? si ese perro sigue allí...." Gran momento en ese estacionamiento. Cuatro, la banda no quiere dejar temas afuera pero te mete las intro, el estribillo o un alguito de cinco o seis canciones y deja a todos con las ganas de más. Todo improvisado, todo de arrebato, todo por algún grito de las féminas que retumbo por suerte o de causalidad en el oído del Emi. Cinco, el cierre con "Al vacío" y todos con el corazón desbordante de alegría a pesar de la triste historia que recitamos. Cada uno de los integrantes, tuvo su reconocimiento, su momento, su solo. Inclusive cuando por fuera del instrumento de cada uno, algunos se van de frontman mientras Emiliano Brancciari se toma un descanso y le cuidan el lugar.
Para el final, la banda se abrazó y parece un solo ser, salió el merecido recuerdo de Curucha que sigue entre ellos por ahí y suena su tema "Volar" que nos acompaña en la salida. Respiramos una felicidad increíble en una noche impecable, como diríamos por allá.
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