Luna Park y por delante una terrible velada de lujo para un viernes a la noche. Hoy suena Keane en este palacio de los deportes devenido en hogar del new pop brit o algo parecido. En realidad esta banda es varias cosas a la vez. Es éxito, bien mainstream pero también baladitas copadas y algo más que otras bandas que andan por ahí que suenan parecido. Keane sorprende porque es la única banda que ha logrado meter sus primeros cinco discos top 1 en los rankings de Gran Bretaña al igual que The Beatles. Pero ojo, que hayan llegado a lo mismo no significa que sean lo mismo.
Keane presentó Strangeland, su último disco, que ya tiene algo más de un añito en la vuelta. Aunque sonaron más clásicos de la banda que algo de su último trabajo. Tom Chaplin ese tipo con cara de gordito pero que ahora estaba bien flaco, la rompe. Su voz mete matices en todas las canciones y entre arenga y arenga, en el medio del balbuceo de palabras en español, hace valer su gran voz. Mucha fuerza en algunas canciones, mete pausa y se pone romanticón en otras. Pero Tom no está solo en esto, lo acompaña el genio del piano, el enorme y virtuosisimo Tim Rice-Oxley. Juega, sostiene y da gran calidad al espectáculo en vivo este muchacho. Luego el batero, Richard Hughes y el bajista, Jesse Quin, se suman sin desentonar. Es más, en algunas canciones, son protagonistas absolutos junto a la voz de Chaplin, maestro de los maestros.
Keane, no defraudó, es más, suena tan pero tan bien que pienso que tendría que darle más lugar en mis parlantes pero bueno, todo no se puede. Ah, y a los que dicen que es una música liviana y demasiado pop por momentos, no sean tan cerrados y denle un lugarcito a estos muchachos.
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